El conocimiento del contexto artístico, social y cultural es preciso para poder entender las dificultades contra las que tuvieron que luchar los pintores impresionistas para promocionar y dar a conocer su arte, asimismo para definir sus preocupaciones estilísticas y temáticas.

 

 

El Impresionismo es un movimiento pictórico que surge en Francia a finales del S. XIX en contra de las fórmulas artísticas impuestas por la Academia Francesa de Bellas Artes, que fijaba los modelos a seguir y patrocinaba las exposiciones oficiales en el Salón parisino.

 

El-impresionismo

 

El objetivo de los impresionistas era conseguir una representación del mundo espontánea y directa. El Impresionismo parte del análisis de la realidad. Ahora, se quiere que la obra reproduzca la percepción visual del autor en un momento determinado, la luz y el color real que emana de la naturaleza en el instante en el que el artista lo contempla.

Se centrarán en los efectos que produce la luz natural sobre los objetos y no en la representación exacta de sus formas ya que la luz tiende a difuminar los contornos. Ven colores que conforman cosas, y esto es lo que plasman, formas compuestas por colores que varían en función de las condiciones atmosféricas y de la intensidad de la luz.

El término impresionistas les fue impuesto de modo peyorativo por el crítico Louis Leroy al ver la obra de Monet Impresión atardecer o Impresión sol naciente en la exposición de 1874. Lo habitual era exponer en el Salón Oficial, pero los nuevos artistas, conocidos como «Los Rechazados», tenían que buscar lugares alternativos donde les permitieran exhibir sus obras.

Las figuras principales del movimiento fueron Eduard Manet, Degas, Claude Monet, Auguste Renoir, Morisot, Pisarro y Sisley.

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